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El liderazgo es la capacidad y la habilidad para influir en la organización, con el propósito de llevarla a alcanzar sus objetivos, junto con fomentar un contexto laboral positivo, que potencie a las personas, cuidando la equidad, inclusión y sustentabilidad.

¿Qué habilidades de Liderazgo se requieren para la gestión de equipos?

Para que un equipo de trabajo funcione correctamente y consiga generar resultados positivos de manera eficiente, debe estar coordinado por una persona que ejerza liderazgo, capaz de motivar y potenciar las habilidades de cada colaborador. Para conseguir que cada equipo aporte el mayor valor posible, a la actividad de la empresa, el/la líder ha de conocer tanto las debilidades como las fortalezas de cada persona y ser capaz de impulsar sus capacidades desde la motivación y el optimismo.

Para llevar a cabo una gestión de equipos efectiva, las personas en roles de liderazgo, deben desarrollar y potenciar habilidades, tales como:

  • Auto liderazgo: el conjunto de habilidades de una persona para tomar la iniciativa, gestionarse, motivarse a sí mismo para identificar sus objetivos y tratar de conseguirlos de la forma más eficiente posible.
  • Comunicación Efectiva y Empatía: No sólo debe ponerse en el lugar de los demás y saber comunicar, sino que también ha de escuchar y adaptar la estrategia a las capacidades del equipo.
  • Pensamiento estratégico: Además de conocer el entorno de la empresa y los recursos de los que dispone, ejercer liderazgo incluye el utilizar la intuición y su creatividad para aportar un valor añadido.
  • Colaboración y coordinación: Necesarias para gestionar de manera eficiente el tiempo, los recursos y el capital humano.
  • Capacidad resolutiva y resiliencia: Debe ser capaz de resolver los problemas que puedan surgir durante el proceso de trabajo, lidiar con el estrés y gestionar las consecuencias de las decisiones tomadas.

 

El principal valor de las organizaciones son las personas: ellas crean las empresas, dan forma a sus estrategias, ejecutan sus proyectos y solucionan sus problemas. La gestión de equipos de trabajo cobra, así, mucho sentido, ya que una adecuada interconexión entre colaboradores y jefaturas, influirá positivamente en el éxito de la organización.

La consecución de los objetivos es la razón de ser de todo grupo de trabajo y es tarea del líder, saber transmitir la importancia de alcanzar logros y resultados.

Las reuniones periódicas pueden ser muy útiles para dejar claros los objetivos del grupo, compartir las decisiones estratégicas y tácticas, establecer los puntos dónde se debe mejorar y reconocer los méritos individuales y colectivos.

Las empresas precisan, más que nunca, de un liderazgo estratégico capaz de responder a retos, detectar y minimizar riesgos y encontrar nuevas oportunidades. Se ha convertido en una prioridad, para las organizaciones, a la hora de ser ágiles en la toma de decisiones y afrontar la volatilidad económica provocada por la pandemia, además de todos los cambios que se producen a gran velocidad.

El liderazgo estratégico es una combinación de habilidades, comportamientos, experiencias, conocimientos y perspectivas a diferentes niveles de gestión empresarial, que además tiene un perfil innovador en sus propuestas, motivador con las personas y con capacidad de influir en los miembros de una organización.

Las jefaturas actuales tienen que trabajar para adaptarse a un nuevo escenario, donde se necesitan líderes conscientes que sepan cómo gestionar el talento que hay en las organizaciones y que pueden influir positivamente. Reforzar la escucha, la humanización, el reconocimiento, la empatía.

Ese liderazgo consciente es lo que permite que nos responsabilicemos de nuestros errores, los analicemos y aprendamos de ellos, que hagamos lo mismo con los aciertos, para poder replicarlos en el futuro.

Tenemos que promover la motivación del equipo, que sientan que comparten el mismo propósito. Es muy importante que un líder tenga en cuenta la parte más humana de la organización y que trabaje sobre ello. Cuando los trabajadores están comprometidos, se sienten valorados, reconocidos, escuchados, disminuye la rotación de personal y baja el ausentismo, aumentando la productividad.

Estamos en un momento en el que tenemos que decidir por qué queremos ser líderes. Tenemos que entender que no solo debemos esperar el cambio, sino también ser transformadores y creadores de nuevos cambios.

Por todas las razones mencionadas, se torna de vital importancia, actividades de formación, programas de liderazgo basados en las competencias organizacionales, instancias individuales a través del coaching, que estén en constante crecimiento y aprendizaje, para que puedan adaptarse a la velocidad de los cambios, que se requieren hoy.